Cuando eliges a los concursantes por su drama personal más que por sus dotes culinarias pueden pasar estas cosas. Saray de Masterchef 8 ha demostrado que no estaba hecha para ser cocinera.
Su expulsión ha sido la más polémica de toda la historia de Masterchef y su pasó por el programa ha estado lleno de momentos tensos y broncas desde el primer momento.
La noche no empezó de la mejor manera posible. En la primera prueba tuvieron que hacer el primer postre de esta edición y Saray resolvió la prueba en 20 minutos con ingredientes básicos y un batido.
Durante la prueba no hizo caso de las advertencias del jurado jugándose una expulsión disciplinaria que hubiera sido la primera pero habría ahorrado la situación de después.
La prueba de exteriores no fue mucho mejor. El equipo en el que estaba Saray fue directo a la prueba de expulsión por la mala gestión de la líder del equipo.
La expulsión de Saray
En la prueba de expulsión se decidió el futuro de la concursante. Como ingrediente principal tenía que utilizar una perdiz. La perdiz estaba sin desplumar y ella dejó claro que no iba a hacerlo.
Saray decidió preparar una salsa y poner la perdiz sin desplumar y completamente cruda. Colocó tomates cherry por encima y presentó el plato a pesar de las recomendaciones del jurado.
Este gesto terminó con un enfado monumental por parte de los miembros del jurado. Ninguno se podía creer semejante falta de respeto hacia ellos, hacia los compañeros y hacia la audiencia.
Jordi Cruz además quiso hacer referencia a todos los candidatos que se habían presentado y quedado fuera de la prueba de casting, recalcando que se equivocaron al elegirla a ella y lamentando no haber elegido a otros posibles participantes.
Finalmente Saray abandonaba el plató de Masterchef con la cabeza bien alta sin ningún tipo de vergüenza, orgullosa de su comportamiento.