La Gran Guerra de Juego de Tronos terminó con todo el ejército de los vivos, pero también dos de las armas más poderosas sufrieron lo indecible. Los dos dragones en posesión de Daenerys estaban llamados a ser la clave en la batalla para terminar con el Rey de la Noche, pero la historia no terminó como le hubiese gustado a los norteños.
Drogon sufrió una gran cantidad de golpes y puñaladas durante el rescate de Daenerys a Jon, hasta el punto de que el dragón terminó escapando a duras penas mientras cientos de muertos se abalanzaban sobre su panza. Además, Daenerys terminó cayendo de su dragón quedándose a merced de los caminantes.
Rhaegal sufrió un desgarro en su vientre mientras Jon Nieve luchaba contra Viserion en los cielos de Invernalia, y terminó cayendo desplomado en las inmediaciones del castillo. Jon consiguió salir con vida y siguió con la batalla dejando atrás al dragón. Después de esto no se volvió a saber nada de los dos dragones.
El destino de Fantasma es una incógnita. Al principio de la batalla cargó junto a los dothrakis contra los caminantes blancos de frente. Poco se vio sobre su futuro, y lo más probable es que el fiel lobo huargo de Jon Nieve haya terminado cayendo. Sin embargo, no le vimos convertirse al final de la batalla como si se vio a otros personajes, de modo que no se puede descartar que haya salido con vida, como ya ocurrió en otras muchas ocasiones.
Los dragones sin embargo, sabemos que han sobrevivido y han podido retomar el vuelo, tal como se ve fugazmente durante el trailer del episodio 4 de Juego de Tronos. De modo que lo más probable es que hayan podido curar sus heridas sin problemas.
